jueves, 22 de mayo de 2014

Reducir las condenas de los presos

Navegando por las redes descubro por fin una noticia que me parece conmovedora por diferentes motivos que no voy a explicar aquí. Es ésta:


Y me pregunto cómo es posible que en ningún departamento (hasta donde sabemos) de este instituto se contemple la posibilidad de que la lectura de LIBROS aligere la carga académica de unos temarios que (muchas veces) consiguen ensequecer las incontestables maravillas de las que se tiene que dar noticia a los alumnos que por aquí pasan.

Esta biblioteca ha visto a personas de verdad (vivas) hincharse de reír con un libro escrito en 1330, y otras (también vivas actualmente) emocionarse hasta las lágrimas con otro que tiene ya casi ciento cincuenta años. Por ejemplo.

Yo soy una biblioteca: todos los que no puedan decir lo mismo que piensen en lo que no digo.